miércoles, 6 de marzo de 2013

Piedras Dropa.




Entre finales de los años treinta y primeros de los cuarenta, una expedición china a la región montañosa de Bain-Kara-Ula, en los confines de China y Tibet, localizó en unas cuevas , unos restos de esqueletos de seres de pequeño tamaño y poseedores de un gran cráneo. La antigüedad de estos hallazgos se calculó en torno a los 12.000 años. Junto a estos esqueletos se encontraron 716 extraños discos o platos de piedra.


Los restos óseos encontrados en las tumbas fueron catalogados inicialmente por el director de esta expedición a Baian-Kara-Ula, el arqueólogo chino Chi Piu-Tei, como de alguna raza humana desconocida, pero posteriormente y ante la presión de sus colegas académicos de Pekin, que en todo momento trataron de ridiculizar esta teoría, admitió la posibilidad de que los restos encontrados en las cuevas no fuesen más que entierros ceremoniales religiosos de alguna especie extinta de “monos de montaña” llevados a cabo por alguna cultura autóctona. Los discos de piedra hallados en las cuevas junto a las tumbas de los supuestos monos de montaña, fueron puestos a disposición de un grupo de científicos de la Universidad de Pekín, bajo la dirección del profesor Tsum Um Nui. Los resultados finales de los análisis y exámenes, después de 20 años, sorprendieron por su increíble contenido, siendo prohibida su publicación por parte de las autoridades. Pero, ¿cuál era el contenido de este informe?


Los discos o platos de piedra poseían un agujero en el centro, al igual que el de los discos fonográficos o los más modernos CD’s. De este agujero partía un doble surco en espiral hacia los bordes, que fue considerado por Tsum Um Nui como algún tipo de extraña escritura de origen desconocido. Estos surcos fueron sometidos a análisis químicos, detectándose un alto contenido en cobalto y otros metales. Cuando eran sometidos a la acción de un oscilógrafo procedían a una brusca oscilación de ritmo, una clara señal de que en algún momento fueron expuestos a corrientes eléctricas.

Pero nada tan sorprendente como el relato que habían sido capaces de descifrar el equipo del profesor Tsum Um Nui. En estos discos localizaron una escritura de origen desconocido que se contaba la presencia, hace 12.000 años, de unos vehículos aéreos que descendieron a la Tierra. Era el pueblo de kham o pueblo de los dropa, y se situaron en las cuevas por “diez tiempos”, hasta el creciente del Sol.

Al igual que Chi Piu-Tei, después de la prohibición del informe de los discos de piedra, Tsum Um Nui fue atacado duramente por sus colegas, siendo desprestigiado y obligado a abandonar su cátedra, a pesar de que hizo un último intento al trasladar algunos de los discos para su investigación a la Academia de Ciencias de Moscú y así demostrar la autenticidad de su teoría acerca de la existencia de los dropa. Todo fue en vano. Precisamente todas las fuentes de origen de esta información parten de la extinta U.R.S.S., exactamente del filólogo y profesor de la Universidad de Minsk Vyacheslav Zaitsev y de su colega Alexander Kazantsev, que en distintos trabajos dieron a conocer al mundo entero este descubrimiento que en su momento realizase Chi Pu-Tei. Sin embargo, y al más puro estilo de las autoridades chinas, la Academia de Arqueología de Pekin niega en la actualidad la existencia de ninguna expedición a Baian-kara-Ula, la presencia de ningún disco o plato de piedra, o tan siquiera conocer al profesor Tsum Um Nui. (Tsum Um Nui murió en Japón años más tarde en el más absoluto olvido.)

En 1.947 el aventurero Karyl Robins-Evans, fallecido en 1.974, después de haber visto uno de estos discos de piedra que había logrado conseguir un amigo, Sergei Lolladoff, cuando era oficial del Ejército británico en la India, afirmaba haber vivido entre los dropa, acumulando numerosa información sobre sus costumbres, su sistema social y su historia. Una historia que, según él, comenzó con la llegada a la Tierra hace 12.000 años de estos seres abordo de una nave que se estrelló entre la frontera de China y el Tibet. Todo su trabajo está recopilado en un libro titulado “Los dioses del Sol en el exilio”.

A continuación la portada del libro de Karyl Robin-Evans. (1.983) con la imagen del disco que adquirió Sergei Lolladoff.


En 1.994 el investigador Peter Krassa localizó parte de los discos en el Museo de Xian después de que Ernst Wegerer y su esposa, un matrimonio de vacaciones por china y de visita en el museo de esta ciudad durante 1.974, lograsen fotografiarlos y describirlos con todo tipo de detalles. El co-autor del libro “Satélites de los dioses: Zonas prohibidas en China” (junto con Hartwig Hausdorf) Peter Krassa, intentó acceder a los discos y a toda la información en el Museo de Xi’an, pero 20 años después de la visita de Ernst Wegerer y su mujer se había perdido toda referencia a la presencia de los discos. Sencillamente habían desaparecido.


( Ernst Wegerer y Peter Krassa repasan las fotos obtenidas por el primero en 1.974 en el Museo de Xian. 20 años más tarde Peter Krassa intentó localizar esos mismos discos en el museo. Pero ya no estaban, nadie sabía nada de esos discos. )

En 1.995 la agencia de noticias Associated Press de China hacía el comunicado de un descubrimiento en la provincia de Szechuan, junto a las montañas de Bain-Kara-Ula de una pequeña tribu aislada hasta ese momento del resto del mundo. Esta comunidad estaba compuesta por unas 120 personas no catalogables en ningún grupo etnológico de la región. La característica que más llamaba la atención era su escasa altura, el individuo más alto no sobrepasaba el metro y quince centímetros. Nada más se supo desde entonces de esta tribu y cuál fue su paradero por parte de las autoridades chinas.

Las Montañas Bayan Kara-Ula es una de las áreas más aisladas de la Tierra. La ciudad más cercana a ella es Lhasa, en el Tíbet, a una distancia de 640 km. al sur por terreno infranqueable.

Actualmente está habitada por dos tribus de gente muy distinta a la gente de los pueblos de alrededor: los autodenominados Dropa y los Han, y simplemente no encajan en ninguna categoría racial establecida por antropólogos.

En primer lugar, son de pequeña estatura. La altura media de un adulto es 1 metro y 25 centímetros, son amarillos, sus cabezas son desproporcionadamente grandes y casi calvos, y sus ojos son grandes y azulados, pero no de aspecto oriental.



EL DESCUBRIMIENTO


En 1938 Chi Pu Tei, profesor de arqueología de la Universidad de Beijing, conducía a algunos sus estudiantes en una expedición a inspeccionar una serie de cuevas que se entrelazan en las montañas de Bayan Kara-Ula, sobre las fronteras de China y Tíbet.

Según se adentraban, se dieron cuenta de que mas que cuevas, era un sistema complejo de túneles artificiales y despensas.
Las paredes eran cuadradas y cristalizadas, como si el corte en la montaña hubiera sido realizado con una fuente de calor extremo.

Dentro de las cuevas hallaron lugares de entierro, y en ellos unos extraños esqueletos. Estos esqueletos eran pequeños y delgados y con cráneos muy desarrollados.

Al principio se pensó que las cuevas había sido el hogar de una especie hasta ahora desconocida de primate. Pero esta idea se desechó al encontrar los esqueletos enterrados.
El mismo profesor Chi Pu Tei dijo: “¿ Quien conoce algún primate que entierre a otro?.

Otros descubrimientos realizados en las cuevas excluyeron definitivamente la idea que estos restos eran de monos.

Sobre las paredes había pictogramas tallados del cielo: el sol, la luna, las estrellas, y la Tierra con las líneas de puntos que los conectan.
Pero aun faltaba el descubrimiento más fantástico de todos. Semienterrado debido a la suciedad de la cueva, había un disco de piedra, obviamente realizado por la mano de una criatura inteligente. El disco tenía 22.7 cm del diámetro y 2 cm de grueso, también tenía un agujero en el centro, perfectamente circular, de 2 cm de diámetro.
De aquí surgía un surco fino en espiral hacia el exterior con carácteres escritos.
Éste disco, ha sido datado entre 10.000 y 12.000 años de antigüedad (mucho más antiguo que las grandes pirámides de Egipto). Pero no fue el único, en total han sido encontrados 716 platos. Y cada uno con caracteres diferentes.



LOS DISCOS

Los discos únicamente habían sido etiquetados, junto con el resto de los hallazgos de la expedición, y guardados en la Universidad de Beijing desde el día de su descubrimiento.
En el transcurso de esos 24 años, otros habían intentado descifrar las extrañas inscripciones de los discos, pero sin éxito alguno.

Fue el profesor Tsum Um Nui quien, en 1962 y al enterarse de la historia de los discos, se propuso el descifrar el significado de estos.

El y sus colegas intuyeron que los surcos espirales no eran simples dibujos, sino más bien una escritura increíblemente antigua grabada de algún modo desconocido y de un tamaño casi microscópico.

Si esto fuera cierto sería la escritura conocida más antigua del mundo, ya que, como se expuso anteriormente, los discos tienen una antigüedad de 8,000 a 12,000 años.
Para empezar, el profesor, ayudado de una lupa, fue transcribiendo minuciosamente los carácteres del disco a un papel.

Durante este proceso, al profesor le iban asaltando preguntas tales como:
- ¿Cómo pudo un pueblo primitivo realizar unos discos tan exactos?
- ¿Cómo labraron una escritura casi microscópica en la piedra?
- ¿Quiénes eran y para qué fin realizaron estos cientos de discos?

Una vez que los carácteres de todos los discos fueron copiados, el profesor Tsum Um Nui y sus colegas, comenzaron la ardua tarea de intentar descifrar su contenido.
Finalmente, probando, intercambiando dibujos por palabras y frases, llegó a descifrar parte del código o escritura.

Hecho esto, se dedicó a ordenar los discos, de la forma más coherente que pudo, y así, hacer una transcripción parcial. La historia que en los discos se contaba era simplemente asombrosa.

LA HISTORIA

El profesor pasó a papel la transcripción, así como sus conclusiones y lo presentó en la universidad para su posterior publicación, la cual, lo prohibió tajantemente.

Fue en 1965, cuando inesperadamente, un artículo escrito por el filólogo ruso Vyacheslav Saizev apareció en la revista alemana “Das Vegetarische Universum”, y en la revista anglo-rusa “Sputnik”, contando la historia de los discos, su composición, y un extracto sobre lo que había sido descifrado por el profesor Tsum Um Nui.

Los discos cuentan la historia de una nave espacial procedente de un planeta lejano que tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en las montañas de Baian Kara-Ula.
Los tripulantes de la nave espacial (Dropas) buscaron refugio en las cuevas de las montañas y apesar de que sus intenciones eran pacíficas, los Dropa no fueron comprendidos por los miembros de la tribu Ham, los cuales, ocupaban las cuevas vecinas y, pensando que eran enemigos que querian apoderarse de su territorio, persiguieron y mataron a algunos de ellos.
Cuando finalmente la tribu de los Ham comprendieron el lenguaje por señas de los Dropa, los admitieron en su territorio al saber que los recién llegados tenían intenciones pacíficas.
Los discos también cuentan como los Dropa fueron incapaces de reparar su nave espacial y la imposibilidad de volver a su planeta de origen, teniendo entonces que quedarse a vivir en la Tierra.

Documental sobre las piedras Dropa.


Fuente: http://cronicasdelsiglo21.zoomblog.com/archivo/2008/04/14/piedras-Dropa.html

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